¿QUÉ ES EL BRUXISMO Y CÓMO PODEMOS TRATARLO?
El bruxismo consiste en el hábito involuntario de apretar los dientes sin ningún objetivo funcional (masticatorio), y con frecuencia moviéndolos hacia los lados, lo que hace que los dientes rechinen.
La principal causa del bruxismo suele ser el estrés o un estado de agitación emocional, durante el cual, ya sea de día o de noche, la persona aprieta los dientes y los hace rechinar de manera involuntaria. Pese a ser la principal causa, puede estar influido o provocado por otras situaciones, como una maloclusión dental -cuando las dos arcadas dentales no contactan adecuadamente al cerrar la boca-, problemas de la musculatura mandibular, alteraciones de las articulaciones temporomandibulares o malos hábitos de sueño.
Es un movimiento nocturno, inconsciente, intenso y rítmico de los músculos de la masticación. El bruxismo es muy frecuente en los niños (bruxismo juvenil), sin que a esas edades se considere patológico, sino una forma natural de desarrollo de la dentición y un estimulo del desarrollo muscular y óseo de los huesos de la cara, tendiendo a la desaparición al alcanzar la segunda década de la vida.
Sin embargo, en la edad adulta, el hábito bruxista puede ocasionar múltiples problemas dependiendo de la frecuencia y la intensidad.
En los dientes se produce un desgaste característico. A nivel de las encías, las debilita de forma que, a la larga, aparecerá inflamación y movilidad en los dientes. Pero el efecto más perjudicial se da en los músculos y en la articulación temporomandibular en forma de dolores de cabeza, dolores de oído, dolores en el cuello, dolor al abrir la boca, ruidos al abrir la boca y con el tiempo dificultad para masticar, o incluso hablar.
El diagnóstico del bruxismo no es tan sencillo si la persona no es consciente del problema y nadie se lo ha dicho, sobre todo cuando se trata del tipo nocturno. La mayoría de las veces, al ser el desgaste progresivo pero lento, puede no objetivarse en la consulta en sus momentos iniciales si nadie lo ha reportado. De todos modos, durante la evaluación dentaria se puede ver el desgaste del esmalte en los dientes de ambas arcadas dentarias y cuyas lesiones coincidirán a la perfección.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS MÁS HABITUALES?
-Rechinar las piezas dentales durante la noche
-Desgaste del esmalte dental acortando la longitud del diente
-Dolor mandibular o dental
-Alteraciones de la articulación temporomandibular.
-Dolor de cabeza.
-Problemas cervicales.
¿CÓMO PODEMOS TRATARLO?
Las terapias que se aplican para tratar el bruxismo están orientadas a la reducción del dolor, la prevención del desgaste de las piezas dentales y los daños permanentes en la mandíbula y la disminución del rechinamiento de los dientes.
Los protectores dentales y las férulas suelen emplearse para evitar el bruxismo mientras el paciente duerme. Este método ayuda a prevenir los daños en los dientes y los problemas en la articulación temporomandibular.
El bruxismo puede ocasionar cambio en la mordida. Esto se puede modificar con ortodoncia invisible y en casos muy serios y avanzados la cirugía es otra posibilidad.
Cambios en el estilo de vida para sobrellevar mejor el estrés diario, estar más tranquilos y un mejor descanso durante el sueño es el tratamiento más efectivo.